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Perspectiva

La explosiva riña de Musk y Trump y la crisis política estadounidense

Donald Trump con Elon Musk, Butler Farm Show, 5 de octubre de 2024, Butler, Pennsylvania [AP Photo/Alex Brandon]

El estallido de una disputa pública entre el presidente Donald Trump y su exasesor presupuestario Elon Musk—la persona más rica del mundo—pone de manifiesto el nivel extraordinario de crisis y conflicto al interior del aparato estatal, propiciado por la intensificación de la crisis económica y la creciente oposición popular a la oligarquía corporativo-financiera.

Musk dejó oficialmente la Administración el viernes pasado, su último día como “empleado especial del Gobierno” a cargo del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), que ha liderado el asalto a los trabajadores federales y el cierre de agencias gubernamentales enteras. En una ceremonia en el Despacho Oval, Musk y Trump intercambiaron elogios mutuos y expresiones de apoyo. Pero en cuestión de días, estalló una amarga disputa entre ambos gánsteres multimillonarios.

En entrevistas durante el fin de semana y el lunes, Musk comenzó a expresar su hostilidad hacia el “Gran y Hermoso Proyecto de Ley” de Trump aprobado por la Cámara de Representantes la semana pasada, que extiende los recortes de impuestos de Trump en 2017 para los ricos que expirarán a fin de año. El milmillonario no se opuso a los recortes de impuestos, por supuesto, pero denunció lo que llamó un exceso de “grasa de cerdo” en el proyecto de ley. El martes, publicó un comentario en X calificando el proyecto de ley como una “abominación repugnante” e instó a los senadores a rechazarlo.

El conflicto destaca las divisiones significativas dentro de la clase dominante con respecto a cómo implementar recortes extensos en los programas sociales, todo a expensas de la clase trabajadora, un objetivo en el que todas las facciones del establishment político están de acuerdo. El director ejecutivo de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, advirtió sobre el creciente déficit federal y una inminente “grieta en el mercado de bonos”.

Musk también ha denunciado la política arancelaria de Trump porque amenaza sus intereses comerciales, que dependen en gran medida de los mercados y cadenas de suministro chinos, así como los intereses globales más amplios del capitalismo estadounidense. Los comentaristas financieros han señalado específicamente el aumento de los precios del oro y el debilitamiento de la posición del dólar estadounidense, que representan una grave amenaza para Wall Street y la estabilidad del sistema financiero mundial.

Los conflictos dentro de la clase dominante se cruzan con los intereses personales corruptos de los individuos involucrados. Trump ha amenazado con represalias contra el imperio empresarial de Musk, incluida la cancelación de “miles de millones” en contratos federales. Las acciones de Tesla se desplomaron más del 14 por ciento el jueves, eliminando $152 mil millones en valor de mercado y costándole a Musk personalmente $20 mil millones en un solo día.

El sábado, Trump retiró la nominación del multimillonario Jared Isaacman, un cliente y compinche de Musk, para dirigir la NASA. Isaacman era la elección de Musk al ser un aliado clave de su lucrativa empresa—si bien, en apuros técnicos— SpaceX, que depende enteramente de contratos federales.

La revista Rolling Stone informó que dos funcionarios dijeron que el gobierno podría revivir las investigaciones sobre las prácticas comerciales de Musk que comenzaron bajo la Administración de Biden, una de las principales razones por las que inyectó $275 millones en la campaña de Trump y se involucró personalmente durante los últimos meses antes de las elecciones.

Trump agregó en otra publicación de Truth Social: “Elon se estaba ‘agotando’, le pedí que se fuera, le quité su mandato de vehículos eléctricos que obligaba a todos a comprar autos eléctricos que nadie más quería (¡que sabía desde hace meses que iba a hacer!), ¡y simplemente se volvió LOCO!”.

Musk, en respuesta a los comentarios de Trump, declaró que era “hora de lanzar la bomba realmente grande: @realDonaldTrump está en los archivos de Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos”.

Esta afirmación, sin duda cierta, se refiere al traficante sexual y multimillonario Jeffrey Epstein, quien fue encontrado muerto en su celda en una prisión de Manhattan en agosto de 2019. Se declaró oficialmente como un suicidio pero nadie lo cree. Trump y Epstein tuvieron una amistad larga durante todo el período en que Epstein dejó su huella como proveedor de jóvenes para sus clientes multimillonarios.

Por lo tanto, la publicación de Musk representa una seria amenaza para Trump, una escalada dramática de la guerra política dentro de la oligarquía estadounidense. Añadió en un comentario adicional en su red social X: “Marquen esta publicación para el futuro. La verdad saldrá a luz.

A última hora del jueves, Musk aplaudió a los usuarios de X que sugirieron que Trump fuera destituido de su cargo y reemplazado por el vicepresidente JD Vance, y advirtió que los aranceles de Trump “causarían una recesión en la segunda mitad de este año”. En respuesta, el exasesor de la Casa Blanca Steve Bannon pidió a Trump que tomara el control de SpaceX, porque desempeña funciones vitales para el ejército estadounidense y deportara a Musk a su Sudáfrica natal. Musk respondió: “Bannon es un retrasado máximo”.

En la erupción de feroces conflictos dentro del estado, la disputa entre Trump y Musk recuerda la Noche de los cuchillos largos, el baño de sangre de 1934 en el que Hitler consolidó su dictadura a través de la matanza de cientos de sus oponentes políticos dentro del partido nazi, siendo los más importantes Ernst Röhm, jefe de las camisas pardas de las SA, y Gregor Strasser.

En general, uno tiene la imagen de una oligarquía revolcándose en la criminalidad, la repugnancia y la degradación cultural. Musk es el individuo más rico del mundo, llevado a la cima del poder político en los primeros meses de la segunda Administración de Trump. El New York Times informó la semana pasada que Musk era un usuario habitual de ketamina, éxtasis y hongos psicodélicos y otras drogas durante la campaña electoral de otoño, y que su comportamiento y conducta como jefe de DOGE sugerían que esto continuaba.

La propia estabilidad de Trump también está en duda. Una tabulación del Washington Post encontró que había publicado 2.262 veces en Truth Social durante los primeros 132 días de su Administración, incluidas 138 publicaciones separadas en un solo día. Durante el fin de semana, Trump retuiteó una extraña teoría de conspiración que afirmaba que Joe Biden había sido ejecutado en 2020 y reemplazado por una serie de robots. En cuanto a la corrupción, su fortuna personal ha aumentado en 1.200 millones de dólares desde las elecciones, según un análisis del Wall Street Journal, principalmente a través de operaciones de criptomonedas comercializadas entre sus partidarios.

La criminalidad y corrupción de lo que fue la administración Trump-Musk es solo la expresión más repugnante de la degeneración de la clase capitalista estadounidense en su conjunto.

La crisis política que se desarrolla en los Estados Unidos expone no solo el carácter de un gobierno de, por y para la oligarquía, sino que también desenmascara a la oposición nominal. El Partido Demócrata no ha hecho nada para resistir el implacable impulso hacia un régimen autoritario. Cuando una acción indignante de Trump sigue a otra, los demócratas solo ofrecen una impotencia fingida, manteniendo la pretensión de que Trump es todopoderoso y que ellos son impotentes.

Varias secciones del aparato sindical, incluido el presidente del UAW, Shawn Fain, han abrazado el nacionalismo económico de Trump, presentando la demagogia de “Comprar estadounidense” como una defensa de los intereses de los trabajadores. El nominalmente independiente Bernie Sanders ha respaldado el ataque de Trump contra los inmigrantes, y solo esta semana, en respuesta a las críticas de Musk al proyecto de ley de impuestos de Trump, Sanders respondió: “Musk tiene razón”.

No hay bandos que la clase obrera deba apoyar en esta disputa entre facciones rivales de la élite gobernante. Más bien, la ruptura política dentro de la clase dominante abre la puerta para que la clase trabajadora intervenga de forma independiente, sobre la base de sus propios intereses y programa.

Esta crisis está estallando abiertamente, ya que hay crecientes signos de oposición, con la respuesta popular a las redadas de inmigración y las huelgas en la industria de la salud y la defensa. El desmoronamiento del sistema político oficial, la agudización de la crisis económica y el crecimiento de la ira social están creando las condiciones para un movimiento de masas desde abajo. Lo que se requiere es la construcción de una dirección consciente que pueda ofrecer liderazgo y perspectiva a este movimiento.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 6 de junio de 2025)

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